Ahora escribo a media noche, en un celular, con la esperanza de no olvidar las revelaciones que la soledad y la oscuridad conceden.
Soy como todos, y no lo digo con arrepentimiento, más como consuelo. Vivo dando el mundo por hecho, camino viendo sin ver, manejo por inercia y sin conocer mis metas; pero me gusta pensar que tengo ciertos momentos de lucidez causados por una canción o un pensamiento fugaz... Y se abre el mundo, de verdad que se abre, escalofríos por todo el cuerpo, lo que pensaba importante deja de serlo, lo que consideraba urgente se ve lejano pero no hacía enfrente, se ve lejano detrás de mí y en esos segundo que está pasando todo esto, enfrente está el mundo, inmenso; mis ojos como platos no son capaces de abarcarlo todo, ya me ha pasado antes, lo sé, pero nunca lo había notado... Es un pozo, el mundo es un pozo gigantesco y yo estoy flotando justo sobre él y es sobrecogedor y espeluznante pero me siento libre por qué en ese momento no soy parte de él, puedo estar cayendo dentro si, pero no le pertenezco, no hasta que toque el fondo... Me reconforta que parece no tenerlo.
…y pienso en ti.
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